Pobres sindicalistas. Se han dejado las horas en las mesas de negociación con empresarios. Muchos de ellos han perdido dinero y tiempo convocando y participando en huelgas contra las reformas. Padres y madres de familia, muchos en paro o con salarios bajos, sufriendo las consecuencias del dominio de la banca y la especulación en la vida de la gente. Convocaron a cientos de miles en las calles… Y ahora vienen unos cuantos miles de chavales y les roban el escenario, gracias a la fascinación de los medios de comunicación por lo festivo, lo horizontal y lo distinto. Y gracias al componente festivo de las protestas, tan atractivo para los jóvenes.
¿Qué harán dentro de una o dos semanas? Pasarán los camiones de basura y lo dejarán todo limpito. Los chavales se irán a su casa y no quedará nada. Si algo quedara, será una plataforma que se instalará en el sistema: quizá serán recibidos por el presidente del Gobierno y por el lÃder de la Oposición, y poco más. Aún asÃ, bienvenidos a la revolución express, jóvenes y mayores: hacÃa falta la protesta, la indignación, la pura expresión de queja porque la economÃa mande en la gente y no la gente en la economÃa. Es sano, muy sano, retomar la narrativa de «los débiles frente a los poderosos».
¿Qué hay de original en sus demandas? No mucho, pero gracias a ellos se multiplica su impacto. Todas sus reclamaciones están ya en decenas de manifiestos, programas electorales y plataformas previas. Contra la Ley Sinde, por la Tasa Tobin o similar, por la educación y la sanidad públicas, por el transporte barato, por la reforma electoral… Quizá si hicieran una memoria económica de sus propuestas lo verÃan de otra manera, por otro lado. Pero lo cierto es que han actuado, están actuando, como un altavoz mundial de lo que antes estaba disperso y acallado.
¿Similitudes con las revueltas en Oriente Próximo y el Magreb? Por dios, un respeto. Allà murió un tipo quemado a lo bonzo, habÃa unos dictadores que ahora están escondidos, se enfrentaron a los tanques y las pistolas, y de allà surgió una guerra con participación internacional. Estos jóvenes más o menos acomodados (urbanos, formados, estudiantes de unos veintitantos y con menos paro que en la media nacional, según análisis de El PaÃs de hoy), son la expresión lúdica de un cabreo y una indignación comprensible y lógica, pero más lúdica que militante. Pero merecen un respeto: podrÃan estar haciendo botellón y están haciendo algo necesario y estimulante.
Habrá cientos de miles mañana y pasado. Claro, tampoco es difÃcil: vas por allà y te tomas una cerveza al sol de primavera. Nadie se atreverá a desalojarlos. SerÃa un suicidio polÃtico para quien lo hiciera. La gente bailará y disfrutará de la idea de sentirse protagonista de algo por un rato. Revolución express y barata. Hay que leer Join the Club.
El aviso es al Gobierno, claro: Las demandas son progresistas. Los participantes son progresistas en su mayorÃa. Pero el Gobierno no supo o no pudo responder a esa épica de «la gente contra los poderosos». Seguramente algo tendrá que ver tener que dar explicaciones a 27 socios de los que 22 son conservadores, y también que quienes han prestado dinero a España, al final, son unos tipos sentados en torres en Manhattan o en Londres o en PekÃn.
¿Twitter? Si no fuera porque los medios han cubierto profusamente las concentraciones, en la Puerta del Sol habrÃa ahora cincuenta como mucho. ¿Se habrán dado cuenta todos los defensores de los «medios alternativos», que sus datos y sus sistemas de comunicación están en manos de dos empresas privadas propietarias de Twitter y Facebook? ¿Sabrán que Twitter eliminó tras las revueltas árabes los archivos de tráfico para que no pudieran analizarse? HarÃan bien los manifestantes reclamando también su privacidad y el derecho a un espacio público de expresión en la red.
(Un estudio reciente que traeré aquà en breve, demuestra el papel ridÃculo que en realidad jugó Twitter en Oriente Próximo, más allá del siempre atractivo argumento periodÃstico de su utilización).
Efecto nulo en las Elecciones, a menos que el PP se empeñe. Si el PP se empeña en que se desaloje aquello, y en increpar al Gobierno por no hacerlo… ellos sabrán. La extrema derecha y El Mundo parece que van por ahÃ. IU subirá en voto, pero eso ya estaba detectado desde antes.
Benditos los jóvenes que, aún en forma express, nos dicen que hay espacio. SÃ, son alevines al lado de sus hermanos revolucionarios de otros tiempos u otros lugares. Pero esos jóvenes han decidido lanzar al mundo un mensaje de que ya está bien que manden los bancos, los polÃticos apoltronados, mentirosos y cobardes, y las instituciones inútiles. Sólo por eso, fuerza en la lucha, amigos.