Hay un post muy interesante sobre el efecto de tocar a la gente en la comunicación, con claro interés también para la expresión no verbal en la polÃtica. Te lo traduzco aquÃ.
Investigación psicológica sobre cómo un simple toque (no sexual) puede aumentar la docilidad, la actitud de ayuda, la atracción y la potencia de la comunicación.
Para movernos en el mundo, nos centramos sobre todo en los ojos y los oÃdos. El tacto es un sentido que a menudo olvidamos. Pero el tacto es también fundamental en la manera como entendemos y experimentamos el mundo. Incluso el más ligero toque en la parte superior del brazo puede influir en nuestra manera de pensar. Para probarlo, aquà hay diez efectos psicológicos que demuestran lo poderoso que un simple roce puede ser.Â
1. Tocar por dinero.
Un simple roce a tiempo anima al prójimo a devolver un objeto que se ha encontrado. En un experimento, los usuarios de una cabina telefónica que tocaron al desconocido que entraba fueron más proclives a devolver un centavo perdido por el experimentador (Kleinke, 1977). La acción no fue más que un ligero toque en el brazo. Pero aún podemos ir más allá: los individuos que fueron tocados por una camarera eran, en otro experimento, más generosos en sus propinas (Crusco y Wetzel, 1984).
2. Tocar en busca de ayuda.
Las personas también tienen más probabilidad de ofrecer ayuda cuando previamente han sido tocadas. En un estudio, los extranjeros a los que previamente se habÃa tocado ligeramente en el brazo fueron más propensos a ayudar a un experimentador a recoger algo que se habÃa caÃdo (Gueguen, 2003). El porcentaje de personas que ayudaron subió del 63 al 90 por ciento. Â
3. Tocar para la docilidad.
El poder de un ligero toque en la parte superior del brazo se extiende aún más allá, incrementando la «docilidad» (compliance en el original). En un estudio realizado por Willis y Hamm (1980), a los participantes se les pidió que firmaran una petición. El 55 por ciento de los individuos se mostró de acuerdo en firmar, porcentaje que subió al 81 por ciento entre aquellos a los que se habÃa tocado una vez en la parte superior del brazo. Un segundo estudio solició a la gente que cumplimentara un cuestionario. El mismo roce elevó la respuesta positiva del 40 al 70 por ciento.
4. Tocar dos veces para mayor docilidad aún.
Podemos aumentar aún más la docilidad con un segundo toque en el brazo. Vaidis y Halimi-Falkowicz (2008) trataron este asunto cuando pidieron en la calle a la gente que rellenara un cuestionario. Aquellos que fueron tocados dos veces fueron más proclives a hacer la tarea que los que sólo fueron rozados una vez. El efecto fue más fuerte cuando los hombres fueron tocados por una mujer que hacÃa de supervisora.
5. O bien, ¡tocar para buscar pelea!
Sin embargo, la aceptabilidad del tacto, sobre todo entre los hombres, depende mucho de la cultura. Cuando Dolinski (2010) llevó a cabo un experimento sobre tacto y docilidad en Polonia, obtuvo resultados muy diferentes entre hombres y mujeres. En Polonia, los hombres a los que se pidió un favor, previo roce ligero en el brazo, reaccionaron mal. Esto parece estar relacionado con niveles más altos de homofobia en el paÃs. Las mujeres, sin embargo, reaccionaron positivamente al tacto.
6. Tocar para vender tu coche.
A diferencia de Polonia, Francia tiene una cultura de contacto y tocar es aceptable entre dos hombres. AsÃ, los investigadores francesses Erceau y Gueguen (2007) se acercaron a una muestra al azar de hombres en un mercado de coches usados. Tocaron a una mitad ligeramente en el brazo durante un segundo, y a la otra mitad no. Los que habÃan sido tocados valoraron al vendedor como un tipo más sincero, amigable, honesto y agradable. No está mal para un toque de un segundo. ¡Seguro que los resultados habrÃan sido muy diferentes en Polonia!
7. Tocar para ligar.
No sorprenderá saber que un hombre muestra más interés por una mujer que le ha tocado ligeramente. Pero, por si acaso, aquà hay algo de investigación: Gueguen (2010) ha demostrado que los hombres fácilmente equivocan un toque no sexual en el brazo como si fuera una muestra de interés sexual. Tal vez más sorprendente resulta que las mujeres también responden positivamente ante un ligero toque en el brazo cuando un hombre les pide el número de teléfono en la calle (Gueguen, 2007). Esto puede ser porque las mujeres asocian un leve toque de uno o dos segundos con un mayor dominio. (¡Tengamos en cuenta, sin embargo, que esta investigación se realizó, de nuevo, en Francia!).
8. Tocar por poder.
Tocar comunica de forma vital en las relaciones de poder. Henley (1973) observó a la gente en sus actividades cotidianas en una gran ciudad. Las personas que tendÃan a tocar a las demás (en comparación con los que más bien eran tocados) tenÃan en general más alto status. Consideramos que las personas que tocan a los demás tienen más poder en la sociedad (Summerhayes y Suchner, 1978).
9. Tocar para comunicarse.
El tacto posible es muy variable y puede comunicar muchas emociones diferentes. Hasta qué punto se puede comunicar a través del tacto es el objetivo de un estudio muy destacado de Hertenstein y otros (2006). Recibiendo sólo un toque en el antebrazo, los participantes en este estudio trataron de interpretar doce emociones diferentes. Aunque no veÃa la cara de quien le tocaba, y ni siquiera veÃa el propio roce, el receptor acertó con bastante precisión los toques de ira, miedo, disgusto, amor, gratitud y simpatÃa. La precisión osciló entre el 48 y el 83 por ciento. Para poder comparar, ese resultado es tan bueno como el que obtenemos observando el gesto de la cara.
10. Recibir un masaje para mejorar en matemáticas.
Si se puede lograr todo eso con un toque, ¡imagina lo que puede lograr un masaje! Pues bien, una investigación ha demostrado que con un masaje aumentan las habilidades matemáticas (Field, 1996). En comparación con un grupo de control, los participantes que recibieron masajes dos veces por semana durante cinco semanas no sólo estaban más relajados, sino que también lo hicieron mejor en una prueba de matemáticas.Â
Advertencia aburrida: Todos estos estudios se centran en un tacto adecuado. Ser tocado puede tener significados muy diferentes dependiendo de la situación, la cultura y el género. En general, el contacto que hemos referido es un ligero toque en la parte superior del brazo, el lugar más seguro para tocar a alguien que no conoces. La investigación ha identificado un pequeño porcentaje de gente – tanto hombres como mujeres – a la que no le gusta ser tocada para nada en su interacción social. Esta gente no responde positivamente en cualquiera de las situaciones citadas.