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Clinton: «Cuando la gente está desconcertada, quiere volver a casa»

Bill Clinton – delgado, envejecido, pero encantador -, Tony Blair, Felipe González y Carme Chacón, con los líderes de los partidos progresistas danés y alemán, compartieron estrado en Nueva York el lunes pasado.

Clinton dijo la frase más emocionante de la tarde: «Cuando la gente está desconcertada, confundida, preocupada, lo que quiere es volver a casa. Los conservadores están diciendo a la gente: ‘Ven a casa, entra, te hacemos sitio'». Mientras nosotros nos preocupamos por las políticas públicas concretas, las soluciones racionales, la gestión…

Al día siguiente, a puerta cerrada, Tony Blair afirmó, en parte contradiciendo a Clinton, que «cuando se dice que falla la comunicación, probablemente lo que fallan son las políticas públicas».

A mi, modestamente, me da la sensación de que son las dos cosas: estamos haciendo cosas que en todo el mundo contradicen nuestra narrativa, como extender los beneficios fiscales a los ricos en Estados Unidos, cortar pensiones y subsidios a los pensionistas y los parados en España, o someternos a la dictadura de «los mercados» en todo el mundo. Y, además, no sabemos explicar por qué lo hacemos.

Todo esto ha sucedido en Nueva York – con un frío polar – entre el lunes y el martes, a iniciativa de la Fundación IDEAS y el Centre for American Progress: un éxito de mis amigos Matt Browne y Carlos Mulas.

Habilidoso Rajoy

No me gusta hablar aquí de política española, y menos aún para elogiar a Rajoy, pero hace un par de días el líder de la Oposición estuvo habilidoso como nunca. Comparecía el presidente Zapatero para dar cuenta de las gestiones del Gobierno en la crisis de los controladores aéreos.

Rajoy tiró de hemeroteca y en un momento dado dijo: «el ministro de Fomento es un inútil total…». Los bancos de los socialistas se rasgaron las vestiduras por el insulto… Y resultó que tal cosa la había dicho el vicepresidente Rubalcaba sobre el ministro de Fomento de Aznar cuando gobernaba el PP. Brillante.

Rajoy no es bun orador, por mucho que a veces se diga, pero ese momento fue realmente hábil y memorable.

Aquí lo tienes.

It’s not the economy, stupid!, pero…

Hemos defendido por aquí que la situación de la economía no es determinante en los resultados electorales. Puede ser un factor importante, un desafío para los gobernantes y, en situaciones de crisis como la actual, un foco de atención monográfico. Pero que la economía vaya mal no implica necesariamente que el Gobierno de turno pierda las elecciones, y que vaya bien no significa que gane. Hay decenas de ejemplos en todo el mundo. Aquí en España ningún presidente ha perdido con la economía mal. Todos llegaron al poder con situaciones económicas buenas, que teóricamente deberían haber ayudado a sus contrarios.

Unos profesores estadounidenses acaban de dar una vuelta de tuerca al argumento: la política fiscal austera, sea por el gasto (gastar menos para controlar el déficit) o por el ingreso (subir los impuestos), no significa suicidarse electoralmente. De hecho, no hay ninguna relación entre una política fiscal dura y el resultado electoral. El estudio se llama «The Electoral Consequences of Large Fiscal Adjustments».

Los autores empiezan seleccionando los episodios más notables de crisis económica de los últimos 30 años en países desarrollados. Los gobiernos que en esas circunstancias fueron duros tuvieron una tasa de supervivencia electoral igual que los que fueron blandos.

Sin embargo, se explica que entre los «duros», quienes optaron por subir los impuestos fracasaron mucho más (el doble) que quienes optaron por frenar el gasto. A la gente no le gusta, según los datos, que suban los impuestos, y no parece importarle ni para bien ni para mal que se frene el déficit.

El mejor y más equilibrado artículo sobre las wikifiltraciones

Como casi siempre, The Economist ofrece esta semana el más equilibrado artículo sobre las filtraciones de Wikileaks ; («Unpluggable«). Si quieres tener una visión interesante, léelo. El artículo reconoce que las filtraciones de los papeles del Departamento de Estado cambiarán las maneras de la diplomacia, que ahora deberán ser más cuidadosas. Pero también cuestiona el estilo, el contenido y la mera acción de la filtración.

El artículo incluye una selección de las filtraciones con efectos políticos más notables de la Historia:

  • LOS PAPELES DEL PENTÁGONO, 1971: 7.000 documentos demostrando las mentiras de América sobre la guerra de Vietnam, filtrados por Daniel Elsberg al New York Times.
  • EL WATERGATE, 1972: La filtración de los detalles del espionaje por Nixon del Partido Demócrata, contados al Washington Post por «Garganta Profunda», que resultó ser Mark Felt, cuando se conoció su identidad, en 2005. Nixon tuvo que dimitir. 
  • EL ARCHIVO MITROKHIN, 1992: Vasily Mitrokhin filtró 25.000 páginas de secretos del espionaje ruso al M16, los servicios secretos británicos.
  • EL TABACOGATE, 1996: Uno de los jefes del sector, Jeffrey Wigand, contó al programa «60 Minutos» las cosas ocultadas por las tabaqueras. La película «El dilema» cuenta la historia
  • «LA GRAVE TRANSGRESIÓN», 2001: El espía del M16 Richard Tomlinson reveló secretos del espionaje de su país, y publicó con ellos un libro en Rusia. Tuvo que exiliarse.
  • ABU GHRAIB, 2004:  A través de Internet se hicieron públicas las fotografías y detalles de los abusos de los soldados estadounidenses sobre los prisioneros iraquíes. Fue seguramente el punto que hizo tambalearse finalmente la Guerra.
  • LOS GASTOS DE LOS DIPUTADOS INGLESES, 2009: Aún no se sabe quién filtró los datos de los gastos suntuosos de numeros miembros del Parlamento de todos los partidos. Muchos fueron imputados y hubo muchas dimisiones también.

¡Basta de sabotajes! Llamada de los demócratas frente al extremismo guerrero

El influyente The Democratic Strategist acaba de enviar un memorando pidiendo pararle los pies a los extremistas del Partido Republicano aliados con la Fox y otros. Conviene leerlo porque es una auténtica llamada a resistir frente al simplismo que mete miedo.

Los diez mandamientos de Séguéla

Mi amigo José Luis Alvarez, profesor de ESADE, con quien he compartido conversación recientemente, me pasa una vieja conferencia de Jacques Séguéla, el jefe creativo de Euro RSCG y asesor de Mitterrand, que habla de la publicidad electoral. Son diez mandamientos, que están muy bien:

1. Se vota por un hombre (sic), no por un partido.

2. Se vota por una idea, no por una ideología.

3. Se vota por el futuro, nunca por el pasado.

4. Se vota por un espectáculo, no por la vanalidad.

5. Se vota para uno, no para un candidato.

6. Se vota por lo auténtico, no por la impostura.

7. Se vota por un destino, no por una tontería.

8. Se vota por valores, no por pragmatismo.

9. Se vota por un activo, no por un pasivo.

10. Se vota por un ganador, no por un perdedor.

Los secretos (exagerados) del lenguaje corporal

El History Channel ha ofrecido un interesante trabajo sobre el lenguaje corporal en la política: es divertido e instructivo. Se da a entender una constante preocupación de los líderes por sus gestos, completamente exagerada, pero está muy bien.

Cortesía de un blog de comunicación, Todo Marketing Político

Los secretos del lenguaje corporal, Canal Historia

Cine político en Ronda (Málaga, España)

Cómo me gustaría estar por allí, en la preciosa ciudad de Ronda. Hoy sábado empieza el Festival «Cine político para el siglo XXI», con una magnífica sección oficial, debates y diálogos. Un modesto pero contundente programa, ideal para perderse por allí unos días.

¿Sabes cuánta gente ve los vídeos semanales del presidente de Estados Unidos? Pues no: menos

La primera vez que un presidente democrático se dirigió a una nación en directo de forma masiva fue con ocasión de la primera «charla junto a la chimenea» del president Roosevelt, en 1930. (Por cierto, un texto que podría tomar cualquier gobernante europeo hoy mismo para dirigirse a la nación ante la crisis que estamos atravesando…).  Acababa de iniciarse la Gran Depresión y el presidente estaba empezando su mandato. Hubo dos, tres o cuatro de esas charlas al año hasta la Segunda Guerra Mundial. Franklin D. Roosevelt supo dosificarlas bien para que sus conversaciones – intimistas, emotivas, directas, realistas, patrióticas, en las que en realidad no había chimenea habitualmente, pero casi podía oírse el fuego -, fueran a la vez solemnes, relevantes y eficaces. Como no se medían las audiencias es imposible saber cuánta gente las seguía, pero se calcula que podían ser 40 o 50 millones de ciudadanos pegados a la radio escuchando los discursos de entre 14 y 45 minutos del mejor presidente de la Historia contemporánea de los Estados Unidos.

Obama inauguró su particular charla junto a la chimenea, con un vídeo semanal que la Casa Blanca cuelga directamente en YouTube los viernes por la tarde. Todas las semanas. Lleva cerca de cien. El primero fue visto por 1,2 millones de personas en la web. ¿Sabes cuánta gente ve los últimos? No suele pasar de 100.000 y generalmente se queda en los 20.000. Una audiencia ridícula si se compara con las audiencias millonarias que tuvieron sus vídeos de campaña.

Periodificar la comunicación, ritualizarla, hacerla excesivamente frecuente, significa trivializarla. Y la gente termina por aburrirse.

Mitad historiador, mitad propagandista: el cámara de Obama

Un artículo del New York Times cuenta el papel que ocupa Arun Chaudhary, el titular del departamento de vídeo de Obama. Desde Reagan como mínimo, un camarógrafo ha acompañado siempre a los presidentes (como sucede por otro lado en casi todo el mundo desarrollado, también en España) en su vida y sus desplazamientos. En el caso de Chaudhary, él mismo viaja con Obama más o menos en dos tercios de los viajes, y tiene un equipo que graba prácticamente todo: desde una conversación informal hasta algo de la vida familiar, etc.

Su papel es medio de propagandista medio de historiador, porque esas imágenes quedarán para la Historia. De momento, las que se distribuyen a los medios tienen que pasar el filtro del departamento de prensa, que selecciona las que sonsidera más interesantes para la causa, claro está.

(Post cortesía de mi colega Alejandro Romero, director del área latinoamericana de Llorente & Cuenca. Gracias, Alex).